La madurez de su fruta de base es perceptible desde que entra en el vaso. Su color rubí oscuro anuncia satisfacciones gustativas a cuenta del endrino.
La cerveza primero fermenta durante su elaboración y después se mezcla con Lambic joven, lo que le da ese toque ácido a una cerveza que concluye con un rico sabor que se manifiesta en tres etapas. Así, en primer lugar, da cuenta de su frescura en la nariz; luego, su sabor afrutado se extiende moderado por la acidez, y termina con la erupción del endrino de base. Su baja graduación alcohólica (3,5%) la convierte en una bebida estupenda contra la sed sin que por ello carezca de un cierto carácter, producto de la elegante combinación de sus ingredientes.