Con las efímeras flores del cerezo maduran frutos redondos y rojos a la luz del sol. La Timmermans Kriek mezcla su célebre Lambic con la dulzura de la cereza para brindar una cerveza de lo más refrescante. Su frescor natural ruboriza de placer.
Su sabor está completamente dedicado a la cereza, lo que ya la nariz percibe poderosamente. Su acidez está neutralizada por su agradable buqué, azucarado y afrutado. Su gusto avanza profundamente en la boca hasta dejar una larga y dulce conclusión que deja intuir con elegancia las cerezas en verano.